miércoles, noviembre 22, 2006

Los Invisibles


“Si vas a hacer algo relacionado con el sexo, debería ser cuanto menos genuinamente perverso"

Yo no era gran fanático de Grant Morrison. A pesar de que se le considera uno de los mas creativos escritores de Comics, y que yo mismo reconozco que Arkham asylum es una rara e inigualable pieza de arte dentro del comic, que Un Millón es uno de mis historias de superhéroes favoritas, y que en New X men reescribe la fábula de los mutantes de Marvel (no conozco su trabajo en the Doom patrol o Animal man... joder, vivo en Colombia, a duras penas acá se consigue trabajo). Seguramente todo ese rollo de la Magia de Caos, que él practica, y sus constantes referencia a personajes escabrosos como Aleister Crowley, lo cual me recuerda los libros de Eliphas Levi que leí en mi adolescencia, lo que hace que me corra un leve escalofrío. Así que, con algo de reservas, adquirí dos números de Los Invisibles, serie personal desarrollada para Vertigo, y quedé extasiado.


El propio Grant Morrison explica en que consiste Los Invisibles: “en el mundo hay dos enormes fuerzas opuestas. Una fuerza quiere el orden y el control y la otra quiere libertad y creatividad. Estas fuerzas están en pugna desde que el hombre aprendió a pensar. Y las fuerzas que quieren esclavizarnos son tan poderosas y están tan avanzadas que nosotros ya no nos damos cuenta. Y los Invisibles son un grupo activista que lucha contra estas fuerzas, un poco como excusa para darle al comic una cuota de violencia, tiros y demás. Pero lo cierto es que mi verdadera intención con The Invisibles es iniciar una revolución. Ojo, no me refiero a una revolución con armas y bombas. Para nada; esos son los instrumentos del enemigo. Yo creo en la revolución de las ideas, en las ideas como un virus. Si las ideas son buenas, pronto prenderán en otra gente y se irán expandiendo. Todas las ideas, experiencias, pensamientos o formas de ver el mundo que son un poco diferentes pueden ayudarnos a ver la forma en que hoy se nos controla” (completa acá)


De entrada, Los Invisibles no es una obra sencilla. Y, aunque resalten los elementos característicos y tan vendedores de Morrison, como son sexo, drogas psicodélicas, magia y violencia, subrepticiamente desarrolla un agitador discurso a favor de la libertad individual, en donde Los Invisibles son la fuerza opositora al régimen oculto que domina el mundo, que pretende privar al hombre de su libertad y libre albedrío en pro del orden: así pues, los Invisibles se aparecen como una gran organización anarquista dividida en células que funcionan independientemente una de otra, que rara vez trabajan conjuntamente pero que, al buscar un objetivo común, no van a estar enfrentadas. King Mob (un reflejo del propio Morrison) dirige una de ellas, integrada por el joven recluta Jack Frost, Boy, Ragged Robin y el travesti Lord Fanny. Así pues, en este capitulo titulado Arcadia, dibujada por Jill Thompson, King Mob y compañía hacen un viaje en el tiempo mediante una proyección astral a la época de el Terror, durante la Revolución Francesa, con el objetivo de reclutar otro integrante para que funde una nueva célula en la actualidad: el mismísimo Márquez de Sade. Solo que uno de sus enemigos, un demonio, irrumpe en el sitio desde el que hacen la proyección y ataca el cuerpo adormecido de Jack, quien logra volver junto a Fanny, mientras King Mob deriva, junto a Boy y Sade, a una recreación del castillo de Salling, donde se desarrollan “los 120 días de Sodoma”, y Ragged Robin lo hace hacia una vieja iglesia de la campiña francesa donde reposa un tesoro de los Templarios, la cabeza de Juan el Bautista. Simultáneamente se desarrolla una subtrama donde Lord Byron y Percy Shelley, esposo de Mary Shelley, discuten acerca del destino del hombre y la Utopía, llegando a una, cuando menos, hermosa conclusión:

“Se donde esta utopía: esta aquí (tocando su sien). ¿dónde esta el amor, la belleza, la verdad, sino en nuestra mente? ¿el país dorado, siempre nuevo? ¿el hogar de todo corazón, intacto por el tiempo y el dolor? Aquí. Esperando que crezcamos y lo reconozcamos y volvamos a casa”.

A pesar de ser una obra tildada de reaccionaria (los izquierdistas ortodoxos suelen tildar de reaccionarios a los libertarios, después de la escisión durante la Primera Internacional, donde los últimos fueron expulsados) es innegable que logra sembrar un germen rebelde. De hecho, me entero que los hermanos Wachowsky tomaron muchos elementos de esta historia para crear su trilogía de the Matrix, los mismos que terminaron haciendo la versión cinematográfica de V From Vendetta. Me adhiero a los de Zona Negativa: una puta obra maestra.

Enlaces relacionados:
Sitio oficial de Morrison

Guía del Comic

viernes, noviembre 03, 2006

Transmetropolitan


“Aquí, pues, tenéis la primera historia de la saga de Transmetropolitan. Aquí tenéis una ciudad llena de todos los pecados que podais imaginar y de algunos que se han imaginado por vosotros. Aquí tenéis a Spider Jerusalem, el excéntrico y miserable bastardo que os llevará por esta futura babilonia. Aquí tenéis el mejor humor negro y el odio más puro, así como un sentido de la justicia siseado a través de dientes rechinantes. Y aquí, tan inesperada y natural como las lágrimas de una bailarina de striptease, hay una pequeña vena de humanidad habitual” (Garth Ennis, creador de Predicador, en la introducción del primer tomo recopilatorio)

En mi entrada anterior hablaba de Hunter S. Thompson. Quien no sepa quien es, búsquese alguno de sus buenos libros y lea: y deje de una maldita vez de ver esa mierda de Bailando por un sueño, o por un puto riñón, como dijo Cráter de Obús. Pero les voy a ahorrar el trabajo: esta es su entrada en la Wikipedia. Volviendo al tema, me es inevitable pensar en Thompson sin pensar en Spider Jerusalem, personaje de Transmetropolitan. Son de la misma especie, solo que al segundo lo odia tanto su esposa que se hizo criogenizar y mantener en estado de hibernación hasta que se tenga la mas absoluta certeza de que esta muerto. Así, Transmetropolitan.

“En un futuro cercano superpoblado y neurótico”, desquiciado y terminal, poblado por tipos genéticamente modificados, contaminación y desechos por todas partes, inteligencias artificiales, inverosímil bombardeo mediático, televisión omnipresente, donde surge una nueva secta cada minuto, cada una mas alucinada que la que le precede, y gobernados por “Presidentes que tensan al máximo el sistema para crear dictaduras con apariencia de democracias envidiables”, notablemente inspirado en Blair y horrorosamente parecido a nuestro amado Líder, Spider Jerusalem es un reputado periodista que vive como ermitaño en una montaña, hasta que un buen día tiene que volver la Ciudad, cosa que detesta pero que no puede evitar hacer. Algo así como vivir en Bogota, cuando no se tiene dinero para vivir en un mejor lugar. Pero Jerusalem no es un periodista cualquiera: es excéntrico, incisivo, de mal humor, antisocial, mal hablado, hedonista autodestructivo, maniaco depresivo, testarudo, cínico, amoral, irascible, adicto a todo tipo de drogas, capaz de usar la violencia física, cuando se requiere, para llegar al centro de una investigación, y, sin embargo, es la conciencia cívica de la época. Los políticos, la policía, los medios y su mismo editor le temen, las masas lo idolatran pero él no puede evitar sentir desprecio por ellas. Tiene, además, la fama de ser el tipo mas peligroso con un teléfono: la ultima vez que lo dejaron solo con uno, con unas pocas llamadas desencadenó el suicidio en masa de toda la cúpula del poder de Praga. Fumador compulsivo que encadena un cigarro con otro mientras escupe su columna “I hate it here” que suele hacer tambalear al estado, y que, si bien su arma es su computador portátil, cuando es necesario usa un lanzacohetes o un disruptor intestinal, un arma casera e ilegal que provoca diarrea súbita.

“El nuevo presidente ha jurado su cargo. Y ni siquiera aparece en la televisión. Alrededor de mí, la gente habla de la mierda de la música monocultural, de la mierda de sexo de la última noche, de la mierda de comida que comen, de la mierda de café que engullen y de la mierda de vidas en las que existen, con una alegría desesperada, sonrisas forzadas, ojos cerrados y mentes obturadas... Me pregunto si alguien por aquí sabe la que se nos avecina, ahora que el cabrón ya ha jurado el cargo”. Sospechosamente parecido a la realidad.

Transmetropolitan es una historia postcyberpunk de ficción política, escrita por Warren Ellis (Planetary, the Authority, Hellblazer) y maravillosamente dibujada por Darick Robertson, siento este su trabajo mas brillante y que le ha granjeado reconocimiento en la escena. Ellis se vale, de nuevo, de toda su argumentación política, políticamente incorrecta, por ciento, para construir un personaje maravilloso y, junto a V y tal vez a John Constantine, uno de los mejores en la historia del comic. Impreso en Vertigo, prometía ser el relevo a the Preacher, y de hecho lo hubiera sido de no ser por el increíble 100 bullets, de Brian Azzarello. Transmetropolitan es, al fin, una historia plagada de humor negro, historias disparatadas y divertidas e inverosímil incorrección política, desarrolladas en un futuro que es un horroroso reflejo del nuestro, en donde bien podría servir Jerusalem de icono de las legiones de Bloggers si no abundara tanta mierda egocentrista. Como por ejemplo.

Enlaces externos:
Pagina oficial, mantenida por Darick Robertson
Guía del Comic

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