viernes, septiembre 22, 2006

The Hitman


Hace mucho no me enganchaba a una serie de Comics. De hecho no las suelo comprar porque, lo sé por experiencia, se terminan convirtiendo en una adicción, comprar numero tras numero y gastando lo que bien podría despilfarrar en tragos y estimulantes del cerebro frontal. Pero, vagando por una venta de revistas del centro, donde hay desde libros de cocina francesa hasta revistas pornográficas, encontré algunos números, dispersos y casi desaparecidos de The Hitman.

A comienzos de los 90, DC publicaba una serie llamada Demon, la cual estaba protagonizada por el demonio Etrigan (de quien ya había hablado antes, aquí y acá), el cual fue creado por el mismísimo Jack Kirby. La serie llegó a manos de Garth Ennis (de quien también hablé antes) y John McCrea, quienes la convirtieron en una joya del humor mas corrosivo. Para el año 93, año en que se lanzó el evento Bloodlines, un mediocre crossover donde DC pretendía presentar nuevos personajes, apareció Tommy Monaghan, un asesino que adquiría poderes menores, como visión de rayos x y telepatía, gracias a sobrevivir al ataque de unos parásitos extraterrestres que parecían el resultado del coito entre caballos y los Aliens de H.R. Giger y se alimentaban de la medula espinal humana. Joder, ni en mi peor estado alcohólico hubiera podido crear algo así. Los escritores de Comics deben fumar cosas raras, estoy seguro.


Así, con sus nuevas habilidades, Monaghan se especializó en presas mas difíciles, como los metahumanos. Finalmente, Demon fue cancelada y a Ennis, quien ya había alcanzado gran notoriedad gracias a la serie Preacher, le fue concedida la oportunidad de realizar una nueva serie con su engendro. Así surgió The Hitman.


Pero Tommy Monaghan no es el arquetipo del asesino estoico que hizo famoso Charles Bronson o Clint Easwood en Dirty Harry, a quien le hacen un pequeño homenaje (igualmente a Reservoir dogs, de Tarantino). Tommy es un irlandés que vive en los peores barrios de Gotham, que bebe con pasmante regularidad con sus amigotes, de hecho es lo que hace cuando no esta trabajando, fuma, insulta y blasfema, dice palabrotas, se burla de las figuras de autoridad, como Batman o Superman, utiliza su visión de rayos x para ver a través de la ropa de Catwoman o Wonder Woman, juega poker y billar y come hamburguesas del tamaño de una sandía. Y muestra una actitud tan sarcástica y despreocupada por la vida que hace que uno lo envidie. El nuevo arquetipo del antihéroe.


El tomo Cero, editado por Ed. Vid, incluye los números Demon annual 2, the Batman chronicles 4 y los tres primeros números de the Hitman: “Furia en Arkham”, y son, justamente, el génesis del personaje y su primera historia a partir de que adquiere los poderes. La primera historia es mediocre y forzada, pero la segunda va dejando entrever el terrible sarcasmo del personaje, al presentarse a Batman, de quien se burla y logra escapar, no sin antes matar e incinerar una cepa ambulante de virus militares, por solicitud de la Armada. Furia en Arkham es el trabajo del millón del dólares, con el cual planea largarse de Gotham con su mejor amigo, pero que termina siendo una emboscada donde se abre paso a punta de balas y granadas de mano, para que al final Joker y Batman juren atraparlo. El primero por un balazo que recibió, el segundo por la impagable escena donde Monaghan se le vomita encima.


Ennis en Hitman muestra un gran interés en la amistad masculina, en el sentido del honor y el respeto entre amigos. Las conversaciones de Monaghan con sus amigos mientras juegan poker, caso en el que no usa su visión de rayos x por ser “poco ético”, son dignas del mejor Tarantino. Y, aunque los argumentos no son demasiado profundos, son increíblemente divertidos. El dibujo de McCrea no es muy elaborado ni espectacular, pero es efectivo aunado a los argumentos de Ennis.


Los enlaces de rigor:

Guía del comic

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