jueves, junio 08, 2006

Paz en la tierra


Superman no me cae bien. Ya saben, el Hombre de Acero, el defensor de establishment norteamericano, líder de la Liga de la Justicia y demás mierdas. Es posible que sea por mi desprecio a las figuras de poder. Desde su aparición en Action comics, hace 68 años, marcó la desaparición de los viejos héroes pulp, como Doc Savage o the Shadow, y la aparición de los superhéroes que adquieren sus poderes por genética, por obra y gracia divina o de la radiación, porque vienen de otro planeta o de algún absurdo universo paralelo. Entonces todo se jodió: los héroes habían dejado de ser mortales humanos.

Paz en la tierra, escrita por Alex Ross y Paul Dini, es la historia de Superman en plan Che Guevara: el Hombre de Acero descubre que hay gente desnutrida en la tierra y decide hacer algo por ella. Entonces dedica todo su poder, no para patearle el culo a unos cuantos absurdos villanos que seguramente resucitarán veinte capítulos después, sino para paliar el hambre en el mundo, cosa no muy usual entre los superhéroes ni entre los políticos. Pero termina enfrentándose a personas que no desean su ayuda, el despótico dictador asiático, el grupo de activistas que lo consideran un invasor extranjero y militares como los de acá, que no les importa el sufrimiento de su pueblo. Deprimido y derrotado, reflexiona sobre el hecho de que acabar el hambre es un descomunal trabajo, aun para un superhombre.

Paz en la tierra hace parte de una colección de cuatro números especiales, que también incluye a Batman, Wonder Woman y Shazam, dedicados a los principales iconos de DC. El increíble trabajo de Ross, que se caracteriza por ser hiperrealista y utilizar diversas técnicas pictóricas, es suficiente para hacer valer la pena este comic book. El argumento escrito por Dini, nostálgico y reflexivo, va mucho mas allá del discursito de reina de belleza a favor de los pobres del mundo.

1 comentario:

Cerebro dijo...

Es muy dificil ese asunto, seguro ni superman lo logrará, parece ser producto del orden y la lògica de las cosas, como el desecho de la producción de una industria. Puedes tratar de darle algún uso a lo que sobra, al desperdicio, pero siempre queda un reducto de cosas inutilizables, de contaminación producto de la fabricación de alguna cosa. Eso parece ser la pobreza y el hambre para el orden establecido, el residuo con el que tenemos que convivir y que no podemos desaparecer.
Saludos Señor!