viernes, febrero 24, 2006

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Planetary - W. Ellis & J. Cassaday

¿A usted nunca le ha pasado? Es muy sencillo: va caminando por un barrio desconocido, ve la puerta de un bar, un bar cualquiera, a usted no le importa que música pongan, así que entra, se sienta en la barra y pide una cerveza. Ni siquiera importa si está fría. En esas una adolescente, de cuerpo delgado y tetas pequeñas, se sienta a su lado y le pregunta algo, no se, lo que sea, que importa. Así que aprovecha y le cae. Todo pasa tan rápido que cuando usted se da cuenta esta tirando con ella en un motel, en el apartamento de un amigo, en su casa, en un parque. Es como el conjunto de sucesos que el destino tiene preparado para uno. Porque, no viene al caso, pero que hacía en ese barrio? ¿Por qué entró a ese bar? ¿Porqué quiso follar con ella? Es todo tan extraño en ocasiones. Es como esas BBS que después de estar en la total anarquía entran en el silencio terminal. O como otras donde las conversaciones muertas de usuarios desaparecidos languidecen recogiendo polvo digital.

Una vez me senté en el malecón, en la Habana, y observaba que había muchos gays. No me importo así que seguí tomando ron. Al ir a una tienda a comprar cigarrillos una señora me pregunto, con todo franqueza, que si era homosexual. Le dije que no, que porque preguntaba. Y me dijo que yo estaba sentado en la parte gay, que si no lo era mejor sería que cambiara de sitio. Recuerdo que me reí y volví a donde estaba. No me importo. Al fin y al cabo todas las mujeres que había por ahí eran putas gordas y fofas.

Eso me paso en la época en que estuve en Cuba trabajando para la Dirección de Inteligencia. Me habían contratado para hackear un par de cuentas de correo de altos funcionarios gubernamentales, los cuales eran sospechosos de entregar información al gobierno gringo. Abrirlas fue la cosa más sencilla. Desencriptar la información que habían enviado era más complejo, uno, porque casi todos los archivos tenían una contraseña de 128 bits, y dos, porque estaban encriptados en un algoritmo de 256 Kb. Ya llevaba como cuatro semanas, trabajando lento, con toda la paciencia del mundo. Inteligencia estaba un poco molesta por mi demora, pero como no tenían nadie mas quien lo hiciera, no había otra salida, así que esperaron. No es que el hacking estuviera a la baja, pero eran pocos los hackers que se atrevían a hacer este tipo de trabajos. Tal vez si no hubiera muerto Predat0r, o Æ, lo hubieran hecho rápido, y yo estaría en un problema porque les cobre el triple. Al final, quien podía hacerme competencia? Los pocos hackers buenos que quedaban en el mundo estaban trabajando para putos gringos, ya fuera en sistemas de defensa, inteligencia o contrainsurgencia, y el resto no era sino un montón de Lamers molestos. Y la Revolución fusiló al resto de nosotros.


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2 comentarios:

Addiction Kerberos dijo...

Saludo desde El paraìso de Piratas señor de nombre de agente ruso. Ando con un abatimiento insòlito a causa de la escasez de lìneas de hi-tech definidas en mi sistema nervioso.

"Pero los sueños acudieron en la noche japonesa como vudú en vivo, y lloraba por eso, lloraba en sueños, y despertaba solo en la oscuridad, aovillado en la cápsula de algún hotel de ataúdes, con las manos clavadas en el colchón de gomaespuma, tratando de alcanzar la consola que no estaba allí".

wintermute dijo...

“Lo había sentido antes, el Miedo, pero sólo los bordes, las extremidades. Ahora era enorme, la propia oquedad de la noche, un vacío frío e implacable. Estaba hecho de últimas palabras, espacio profundo, todos los largos adioses en la historia de nuestra especie. Hizo que me encogiera, gimiendo. Temblaba, me arrastraba, lloraba. Nos dan clases sobre esto, nos advierten, tratan de explicarlo como una especie de agorafobia temporal endémica. Pero nosotros sabemos lo que es; los relevos lo saben y los entrenadores no. Hasta hoy no hay nada que lo explique, ni remotamente.
Es el Miedo. Es el dedo largo de la Gran Noche, la oscuridad que alimenta con murmurantes condenados las dulces y blancas fauces de los pabellones”
Herr artiste, no se si lo conozca. Le presento al Gibson de Hotel New Rose.